Necesidad, Vicio y Muerte - Cuento propio.
- Cuento realizado en base a la anécdota de Chéjov.
Hoy, en pleno siglo XXI, la gran mayoría de personas sabemos que el jugar constantemente a los juegos de azar y demás nos pueden llevar a obsesionarnos con ellos a tal punto de padecer esta enfermedad.
Yo, Juan Olmedo de 18 años de edad, solía jugar desde muy pequeño y sin embargo creo que nunca presente indicios de tenerla. A los 12 años, mi mamá me daba plata para gastar en los recreos y como no veníamos muy bien económicamente, a veces no me alcanzaba para comprarme ni un alfajor, entonces comencé a competir con mis amigos para completar el dinero faltante. Primero un amigo llevaba la lotería, otro día llevaban cartas y así diversos juegos todos los días (cabe destacar que era como una máquina jugando). Al ver que el dinero que ganaba me alcanzaba para comprarme comida en los recreos y hasta me sobraba para comprarme alguna cosita más, comence a ''tomarle el gusto'' a todos esos juegos.
Recuerdo que a mi viejita no le gustaban esas cosas, decía que eran juegos de grandes y que no debía jugarlos, mucho menos por plata y en el colegio. Pero eso a mi no me importaba, yo sentía que tenía un don, o no sé, algo dentro de mi que me decía que yo había nacido para eso, así que no le dí mucha importancia, al fin y al cabo era solo un niño de 12 años jugando con sus amigos no?
A los 14, mi abuela me regaló un celular, no era muy lujoso ni mucho menos uno de los últimos en salir pero me servía para jugar a los jueguitos, con eso me bastaba.
Fue pasando el tiempo, fui creciendo, fui aprendiendo todos los dias un poco más sobre el tema, y al llegar a los 18 años, ya habiendo jugado millones de partidas en los recreos (y hasta online), habiendo ''madurado'' y hasta con novia desde los 17 (para que se den una idea del panorama), por primera vez pisé un Casino, el de Puerto Madero, para ser más específico. Pero claro que no fui solo, me acompañó mi novia, Cristina. Ella tampoco había entrado a un casino en su vida, y según decía tampoco le interesaba el juego, se puede decir que solo fue para acompañarme, como solía hacerlo en todo momento. Recuerdo que esa noche gané, gané demasiado dinero, imagínense que casi que tripliqué lo que había llevado para jugar. Mi novia y yo felices, saltando en una pata.
Cuando salimos, la llevé a cenar y le compre ropa ¿Por qué? se lo merecía, una mujer que está con vos en los momentos malos también merece estar en los buenos no? No sé, al menos eso es lo que pienso, se veía tan feliz, nunca la había visto sonreír así, me atrevería a decir que jamás, pero no era para menos, fuimos con lo que tenía guardado de mis ahorros y trajimos mucho más, como íbamos a estar?
Admito que después de ganar semejante cifra volví a ir muchas veces más, pero todas esas fui sin companía. Ustedes se preguntarán el por qué, pero nuevamente no tengo una respuesta clara, solo me sentía más cómodo, pero a la vez lo sentía más divertido, ya que me estaba yendo a escondidas de todos, incluso de mi novia.
Volviendo al tema, con el dinero que gané o mejor dicho que ganamos, ya que la incluyo a Cristina en todos mis planes, decidimos alquilar un local, en el que íbamos a trabajar los dos, pero la caja, es decir, el dinero, lo iba a manejar yo. No crean que lo hacía por machista o por creerme el único dueño del dinero si no porque mi novia era algo lenta con las cuentas y yo, bueno como ya conté soy una luz con todo el tema del dinero.
Al principio todo iba genial, nos organizábamos muy bien, ella atendía a los clientes, yo cobraba, iba todo muy en orden y nuestra relacíon mejor no podía marchar, hasta se había mudado conmigo y con mi familia. Pero como no todo es color de rosa, los problemas no tardaron en llegar...
Un martes, como todos, (pero esta vez solo, ya que mi novia tenía turno con el médico) a las 13hs ya cerrando el local, me di cuenta de que faltaba dinero en la caja, dinero que yo no había tocado, pero que me hacía repensarlo, debido a tantas escapadas al casino sin que nadie se entere, quizás lo tomé y luego me olvidé no..? Bueno creo que en realidad solo estaba queriéndome convencer de que no había sido mi novia, pero como no logré hacerlo y tampoco tuve las agallas de preguntarle a Cristina si había sido ella, decidí revisarle el celular, quizás encontraba algo.
No quiero que piensen que soy una de esas personas que le revisa el celular a su novia o que al menos lo fuí pero la situación lo ameritaba y decidí hacerlo mientras ella tomaba una ducha.
Y si, encontré algo pero no era lo que buscaba, encontré una conversacíon de ella con otro tipo. Sólo imagínenme a mi en esa situación, leyendo la conversación que venía teniendo mi novia con otro, al que por lo que pude leer (porque lo demás estaba borrado) lo fue a ver el mismo día en que desapareció determinado dinero de la caja.
Lo primero que pense es que me robó para poder irse a dar un paseo con él, y no les voy a mentir, fue lo primero y lo único que pensé. Y me dolió, no saben cuanto me dolió, pero no dije nada, ni una sola palabra a nadie, ni siquiera a ella, solo actué. Pero en realidad, no sé que me dolió más, si su infidelidad o su robo, bueno pensándolo bien sí lo sé, y no fue que se fuera con otro justamente. Pero no porque no la quisiera. Para alguien que jugaba en los recreos a los juegos de azar para poder comer es algo muy fuerte ganar tanta cantidad de dinero y que cierta persona quiera aprovechase de eso sabiendo que le brindaste hasta un hogar y que encima se da el tupé de serte infiel.
Bueno esa fue un poco mi situación de estos últimos dias.
Pero lo que no entendía hace minutos es por qué dos días después, mirándolo desde otro lado es todo tan diferente a como lo pensé ese martes.
Hoy, le llegó otro mensaje a mi novia del mismo tipo, pero esta vez no le decía de encontrarse en algún lado, y me pareció raro porque ya no tendría que preocuparse en si me doy cuenta o no.
Hoy, le llegó otro mensaje a mi novia del mismo tipo, pero esta vez no le decía de encontrarse en algún lado, y me pareció raro porque ya no tendría que preocuparse en si me doy cuenta o no.
El mensaje decía ''Cris, gracias por el dinero. Pude pagar mis deudas, le prometí a tu madre que no voy a volver más a ese lugar lleno de máquinas, luces y gente que hasta parece que duerme allí''..
Y ahí entendí que Cris si conocía el juego, lo conocía y padecía con su padre.
Pero debo aceptar que ya no me importa ese dinero, si total, no me lo pude traer conmigo.
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